viernes, 4 de mayo de 2018

El convento.



El convento
Corría ya la noche cuando nos detuvimos en las cercanías, sin un excesivo tiempo para poder realizar largas exposiciones nos adentramos a explorar el lugar, acompañados de Exploradores del misterio quienes nos guiaron por sus recovecos y nos hicieron de Cicerone en aquel majestuoso e imponente edificio. La luna nos bañaba con su luz en el exterior pero en el interior todo era oscuridad, montar la antorcha en la cámara y ajustar valores de iso altos mientras paseábamos comentando cada objeto que nos encontrábamos, las golondrinas anidadas en sus techos nos tomaron como una amenaza para sus crías, nos hostigaron y hasta lograron que abandonáramos alguna de las estancias, cuando los humanos abandonamos los edificios la naturaleza se apodera de ellos y es menester el respetar esa nueva situación. El lugar ahora sobrecogedor, las celdas de las monjas, diminutas, sin ninguna comodidad aparente, daban el ambiente tétrico, que sumado a los aleteos de las golondrinas de fondo podrían hacerte pensar que algo extraño estaba sucediendo, la imaginación juega malas pasadas...
Zonas del suelo apuntaladas (las celdas) que cuando caminabas escuchabas el precipitar de la arenilla que compone la estructura contra el suelo nos indican que era peligroso adentrarnos por ahí.
En la capilla, altar desmontado, retablo aún en pie pero sin imágenes, solamente sus huecos... agujereado pero imponente. 
Una noche para repetir, y una visita que habrá que planear  con más tiempo para poder explorar cada rincón de su historia.

Venid conmigo al .... convento. 

Agradecer a Miguel Ángel Linares Tenorio, Sheila Gutiérrez y Rubén el habernos mostrado su forma de explorar y habernos acompañado por los rincones de este enclave con su buen humor y su honestidad.





                                                  


los cerrojos oxidados deformados por el uso aun en sus pasadores nos trasladan a una vida de encierro y serenidad, no es una puerta exterior...


                                     

una bancada, no se que habría instalado en ella



Los techos bajos, las vigas de madera, la pintura en las paredes pero con las trazas de la humedad y el tiempo en ellas...



Cristales rotos, puertas cerradas, tiempo que no perdona y clausura añeja.



tiradores, puertas  en sus goznes, chirriar y golpear al don de las corrientes de aire.



Bancos en hilera dispuestos en U, reuniones pasadas sobre la marcha y el devenir de un convento ahora en desuso



Puertas que ocultan folios impresos, ecos de una época de vida moderna más reciente en sus estancias.



Iluminación exterior junto con multitud de materiales de construcción se atesoran ahora en la capilla.



una de las entradas a la capilla, la puerta inaccesible esconde sus secretos.




Si no contemplas múltiples posibilidades, no buscas alternativas,no valoras diversas teorias... tu mismo te impones las rejas.



El retablo, magnifico, el altar desmontado, ya nadie da misa en estas paredes.


Detalle de la base del retablo.



Detalle del lateral del retablo.



No trates de buscar con tus dedos el agua bendita, pues tiempo hace que se secó.


El arte se deteriora, la decadencia hace estragos mientras que la imaginación vuela tratando de visualizar el antiguo esplendor.


Camastro en el exterior de un conjunto de celdas.



Un armario, puertas que tuvieron cristales dejaban ver sin problemas el interior.



Ventana con contraventana interior, cuando el aislamiento era necesario la luz no era bienvenida.



Interior de la capilla, columnas y techos fascinantes ahora albergando materiales amontonados.



Las telas de araña cubriendo cada rincón, la naturaleza se abre paso poco a poco.



Subida a planta superior, la puerta hace tiempo que espera en ese lugar a ser trasladada.



Pasillo que conduce a un exterior tomado por la maleza.




En el exterior la vida, en el interior el abandono y la soledad.


Detalle del cierre de una de las contraventanas.



Elemento giratorio para alimentar a las persona que estuviera al otro lado, no hay contacto visual ni físico, simplemente se deposita el objeto y se hace girar.



Puerta de la entrada a la capilla, imposible el paso.



Ya no hay misa, los bancos de la capilla ya solamente acumulan polvo en su superficie.



Detalle del techo de la capilla... la imaginación vuela.



Un pasillo angosto puertas y techos muy bajos que aportan una sensación de opresión en su interior.




Zona con puntales de madera, el tiempo hace estragos...



Exterior, entre la maleza un baúl una silla y un sillón de madera... 



El autor frente al retablo.

Espero hayáis disfrutado leyendo la entrada. ¡¡¡¡¡¡¡¡Os espero en la siguiente!!!!!!!!!

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