sábado, 19 de agosto de 2017

Portugal. El pueblo de los 20 sanatorios. Cuarta parte.




Tras esperar la caída de la noche e iluminando solo con linternas y la ayuda de los visores de las cámaras night shot, nos adentramos allá donde aun sabíamos que habia material de radiodiagnóstico.
Ver y observar las estancias por las que sin duda pasaron infinidad de pacientes buscando un remedio para su enfermedad y no sentir empatía hacia estos era imposible, ya recorrimos el materno infantil, que nos dejó una gran sensación de tristeza.
Las máquinas de rayos x encontradas aun estaban allí, esperando quizás a nuevos pacientes, papeles y anotaciones se extendían por los rincones, la madera del suelo crujía con cada paso, había que llevar cuidado para no dar un mal paso. Tras esto y ya muy entrada la madrugada volvimos al hotel y al día siguiente regresamos a Madrid. Una experiencia gratificante que habíamos vivido intensamente y que quedaría grabada en nuestra memoria para siempre.













 Una máquina de rayos x que por las características bien podría ser de los años 40 totalmente ajada por los desprendimientos del techo y  la inclemencias de la sala en la que se encuentra.  Esta fotografía encontrada tras mucho bucear en la red, que muestra un búnker de la segunda guerra mundial tiene un modelo de gran similitud.








El ascensor con maravillosa decoración y una madera excelentemente trabajada no soporto el paso del tiempo. 




Detalle de la ventanilla de la sala de radiodiagnóstico, por ella se daban las instrucciones a los pacientes y se controlaba el buen funcionamiento de los equipos.





Otra de las máquinas que se encontraban en este caso prepara para exposiciones de pacientes que podían mantenerse de pie, la madera los controles junto a la máquina hacen imaginar al operador con un trato muy cercano con los pacientes.





La noche impregna las fachadas del aroma de su oscuridad.






un balcón en la entrada con la puerta abierta y las sombras que producía esta a la luz de las linternas hacía volar la imaginación.





Una cuña... también en hierro vitrificado.







                        Detalle de las regulaciones de la maquinaria que allí se encontraba.




    

Un carro en medio de un pasillo, podría ser un modelo artesanal de kart que alguien construyó y transportó allí para recorrer sus pasillos o tener otro uso el cual desconozco.

   



Otra de las salas de RX con un pequeño lavabo,   el sistema eléctrico con el cableado por superficie y los interruptores da un toque más tétrico si cabe.





Maquina de Rx en otra instancia, el radiodiagnóstico en estos centros era clave para ver el desarrollo de la enfermedad, pero después se utilizaron para otras afecciones antes de que los sanatorios fueran clausurados.




Los gatos son ahora los huéspedes ocasionales y los usuarios principales de estas instalaciones, sus huellas los delatan. 





Controles en una mini sala en la que cabía una sola persona para las exposiciones de RX





Otra máquina de RX de tórax  una columna fija anclada a suelo y techo.






Generador instalado en la sala contigua, las conexiones aun están intactas.



Espero hayáis disfrutado del paseo por estos sanatorios abandonados, para cualquier duda o sugerencia no dudéis  poneros en contacto a través de el correo:  raul.barranco.garcia@gmail.com

¡¡¡Os espero en las próximas entradas!!!

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